jueves, 28 de agosto de 2008

Guerra fría

Disputa que enfrentó después de 1945 a Estados Unidos y sus aliados, de un lado, y al grupo de naciones lideradas por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), del otro. No se produjo un conflicto militar directo entre ambas superpotencias, pero surgieron intensas luchas económicas y diplomáticas. Los distintos intereses condujeron a una sospecha y hostilidad mutuas enmarcadas en una rivalidad ideológica en aumento.
ANTECEDENTES
Estados Unidos y Rusia iniciaron sus enfrentamientos en 1917, cuando los revolucionarios tomaron el poder, creando la Unión Soviética, y declararon la guerra ideológica a las naciones capitalistas de Occidente. Estados Unidos intervino en la Guerra Civil rusa enviando unos 10.000 soldados entre 1918 y 1920 y después se negó a reconocer el nuevo Estado hasta 1933. Los dos países lucharon contra Alemania durante la II Guerra Mundial, pero esta alianza comenzó a disolverse en los años 1944 y 1945, cuando el líder ruso Iósiv Stalin, buscando la seguridad soviética, utilizó al Ejército Rojo para controlar gran parte de la Europa Oriental. El presidente estadounidense Harry S. Truman se opuso a la política de Stalin y trató de unificar Europa Occidental bajo el liderazgo estadounidense. La desconfianza aumentó cuando ambas partes rompieron los acuerdos obtenidos durante la Guerra Mundial. Stalin no respetó el compromiso de realizar elecciones libres en Europa Oriental. Truman se negó a respetar sus promesas de envío de indemnizaciones desde la Alemania derrotada para ayudar a la reconstrucción de la Unión Soviética, devastada por la guerra.
MANIOBRAS Y CONTRAMANIOBRAS

Los funcionarios estadounidenses, preocupados por la presión soviética en Irán y Turquía, interpretaron un discurso de 1946 realizado por Stalin como la declaración de la guerra ideológica a Occidente. En 1947 el presidente propuso la denominada Doctrina Truman, que tenía dos objetivos: enviar ayuda estadounidense a las fuerzas anticomunistas de Grecia y Turquía, y crear un consenso público por el cual los estadounidenses estarían dispuestos a combatir en un supuesto conflicto. Alcanzó ambos objetivos. Ese mismo año, el periodista Walter Lippmann popularizó el término Guerra fría en un libro así titulado. En el Congreso estadounidense hubo una serie de interrogatorios a los que se dio gran publicidad sobre las actividades procomunistas en Estados Unidos. El investigador más conocido, el senador Joseph Raymond McCarthy, dio nombre a una era de intenso anticomunismo. En 1948 los Estados Unidos lanzaron el Plan Marshall (Programa de Recuperación Europea), dotado de 13.000 millones de dólares para reconstruir Europa Central y Occidental. Cuando Stalin respondió aumentando su control sobre Europa Oriental y amenazando la posición de Occidente en Alemania, Truman ayudó a crear una alianza militar —la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)— y a establecer una Alemania Occidental independiente.
FIN DE LA GUERRA FRÍA

En 1985 Mijaíl Gorbachov, representante de una nueva generación de líderes soviéticos, llegó al poder en la URSS. Él y Reagan acordaron reducir la presencia de las superpotencias en Europa y moderar la competencia ideológica en el mundo entero. Las tensiones se redujeron cuando se retiraron las tropas soviéticas de Afganistán. A principios de la década de 1990 Gorbachov cooperó en gran medida con los esfuerzos militares estadounidenses para derrotar la agresión de Irak en Oriente Próximo. La Guerra fría terminó en Europa cuando las recién liberadas naciones de Europa Oriental eligieron gobiernos democráticos y se unificó Alemania, se detuvo la carrera armamentista y la competencia ideológica cesó al ponerse en duda el comunismo. El presidente estadounidense George Bush declaró la necesidad de un ‘nuevo orden mundial’ para sustituir la rivalidad de las superpotencias que había dividido el mundo y alimentado la Guerra fría.
En mayo de 1997, tuvo lugar la firma de un acuerdo histórico entre Rusia, presidida por Borís Yeltsin, y la OTAN, cuyo secretario general era el español Javier Solana, que permitía la ampliación de este organismo a los países del antiguo bloque soviético sin que aquel Estado lo considerase un acto hostil. Dicho acuerdo, recogido en el Acta fundacional sobre las relaciones mutuas de cooperación y seguridad entre la OTAN y la Federación Rusa (ratificado el 27 de mayo en París), suponía que dicho organismo y dicho Estado dejaban de considerarse adversarios, razón por la cual numerosos analistas lo consideraron el fin definitivo de la Guerra fría.

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